viernes, 25 de noviembre de 2011

"ALLÁ VA, COMO EL CABALLO DE COPAS"

Estoy leyendo El monte de las ánimas. Lo hago solo, casi en penumbra, las páginas alumbradas únicamente por la tenue luz que proporciona la pantalla del ordenador.

Este relato forma parte de mi lista de cuentos preferidos. Junto a El gato negro. Junto a Carmilla o El vampiro. Pero este tiene algo de especial. Probablemente porque fue el primero de esa lista. Porque la introducción, la majestuosa introducción estimula esa zonita tan peculiar del cerebro del ser humano, aquella que aún se estremece a pesar del avance científico. A pesar de que "ya está todo inventado".

Creo que voy a escribir un guión. Para adaptarlo a radio. Recuerdo que, hace no mucho, el programa Milenio 3 dramatizó la historia con motivo de la víspera del Día de Todos los Santos. Comencé a escucharla con mucha ilusión. Iban a dramatizar El monte de las ánimas... Sinceramente, me decepcionó mucho. Quizás por eso tengo clavada esa especie de espinita. Sí, voy a escribir ese guión.

Lo haré ambientándome, claro. Parecido a como Bécquer escribió la leyenda. Tan sólo espero no tener que volver mucho la cabeza, igual que él.

"Allá va, como el caballo de copas" (un año después) (enlace)


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