domingo, 2 de octubre de 2011

NOCHES COMO LA DE AYER

El sábado es sinónimo de salir. Salir de fiesta, de cervezas. Salir a hacer botellón. Tanto que, a veces, parece que eso es lo único que puede hacerse ese día. Yo ayer no salí. No salí de mi piso en todo el día, de hecho. Bueno, excepto para comprar un Calippo y unos globos, éstos con motivo de otra cuestión que no concierne a lo que cuento. Y una segunda vez, también para comprar, esta vez una pizza. No tenía ganas de cocinar para cenar.

En un sábado que no tienes nada que hacer puedes comer a las seis de la tarde porque se te ha ido el tiempo jugando al Pro y repasando un suplemento de FHM con las 100 mujeres más sexys del mundo en 2010, con el cual estás de acuerdo en parte, que te servía para descansar un poco después de terminar de limpiar a las tres. Y mientras comes puedes ver una película de Disney, de las pocas de tu época que aún no habías disfrutado, que va sobre un ratón inspirado en mi amigo Holmes.

Esto podría haberlo hecho y luego salir por la noche. Pero, como ya he dicho, ayer no salí. Tuve la oportunidad, pero mi compi quería estar fresco para su partido de esta mañana. Yo, de momento, no tengo que preocuparme por esas cosas. Que lo diga mi rodilla.

Los sábados por la noche hay partido en La Sexta. Ayer jugaba el Málaga. El año pasado Marc y yo nos aficionamos a los goles de Julio Baptista y Rondón. Por supuesto, esta temporada, con el aliciente añadido de la llegada de Ruud, esa afición ha aumentado. Hemos tenido la oportunidad de ver ya algunos partidos del Málaga. En ninguno de ellos marcó Ruud. Tampoco Julio.

Qué casualidad. Ayer podría haber salido. Los otros días que hubo partidos del Málaga, no. Ayer podría haber bebido un poquito, podría haber conocido más gente, podría haber echado un buen rato. Pero, realmente, también es cierto que puedo hacerlo cualquier otro día.

La primera parte del partido no fue muy buena. No hubo goles. A lo mejor era un buen momento para poner una película. Pero, creo que ni lo pensamos. Había fútbol. También podríamos haber salido el tiempo suficiente para que Marc no se acostara tarde. Pero, había fútbol.

Además, si hubiera salido, no hubiera disfrutado del primer gol de Ruud. Si hubiera salido, no hubiera dado tensión al encuentro comentándolo cual narrador radiofónico. Aunque no acertara con los nombres de los jugadores. Si hubiera salido, no hubiera gritado todo lo agudo que mi garganta me lo permite cantando el gol de Julio Baptista. En el último minuto. De chilena. Como en las películas.

No salí, no. Pero me encantan las noches como la de ayer. Aunque me durmiera antes de empezar a escuchar Milenio 3. Aunque esta mañana me haya enterado de que el programa iba de vampiros, cuando siempre que me quedo a escucharlo esperando a que hablen sobre eso no lo hacen. Pero bueno, marcó Julio. Y grité.

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