miércoles, 5 de septiembre de 2012

ARTE

Hay muchas formas de hacer cine, y lo cierto es que he aprendido a ser bastante tolerante en ese sentido. Porque lo que prima es el buen sabor de boca final. Un largometraje de ficción pretende contar cosas, igual que un libro o una dramatización de radio y, al ver, leer o escuchar una historia por primera vez, lo más importante es estar satisfecho por haber experimentado sensaciones, sean de la naturaleza que sean. Es cuando puede palparse el notable éxito de la historia, porque el público no ha reparado aún en los detalles técnicos. Ya habrá tiempo de ese tipo de análisis en posteriores revisiones.

Hay muchas formas de hacer cine, pero existe una diferencia entre hacer una película y hacer arte. Porque es que esto es arte, coño:


El hombre que sabía demasiado, A. Hitchcock (1956)








No hay comentarios:

Publicar un comentario