"Se mordió el labio, torció la cabeza un poco y me miró de reojo. Bajó los párpados hasta que las pestañas casi le acariciaron las mejillas y luego los alzó muy despacio, como si fueran un telón teatral: un truco con el que llegaría a familiarizarme, destinado a lograr que me tumbara patas arriba."
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